El cultivo de nuestro huerto ecológico, labrado por nuestros burros, es mucho más que obtener alimentos frescos y saludables para llevar a la mesa cada mañana. Es un espacio de disfrute y sana relación con la naturaleza. El huerto nos aporta hortalizas y frutos: nos da la oportunidad de realizar tareas creativas, de experimentar y descubrir nuevas cosas, de hacer sano ejercicio, de comer alimentos saludables, de regalar a familiares y amigos, de respirar aire fresco y de disfrutar plenamente de la vida.

En el huerto ecológico el verdadero aprendizaje surge como resultado de la práctica cotidiana, a través de continuas pruebas y ensayos, a veces con errores, casi siempre con gratificantes aciertos.

La práctica del cultivo ecológico ayuda a mantener e incluso aumentar la fertilidad de la tierra Además de obtener plantas sanas y vigorosas, conseguimos espacios llenos de biodiversidad, armoniosos, agradables, que nos abastecen diariamente de alimentos frescos y saludables de excelente calidad nutricional y buen sabor.